jueves, 18 de junio de 2015

El 15M de la casta


"El hombre no es ni un ángel ni una bestia, y por desgracia quien hace de ángel hace de bestia» 

(Blaise Pascal, Pensamientos, 329)

1.
La dimisión forzada de Guillermo Zapata como concejal de cultura del gobierno municipal madrileño presidido por Manuela Carmena podría ser un acontecimiento de primer orden, de aquellos que cambian aspectos decisivos del juego político. La presentación oficial de esta dimisión así como la versión dada por el propio Zapata intentan hacer ver esta enorme concesión a la campaña de desprestigio orquestada por los medios de todas las derechas (incluidos los de Prisa) como un acto moral. Este acto mostraría que los representantes de la "nueva política" cuyos exponentes son Podemos y Ahora Madrid, "no son como ellos", entendiéndose por "ellos" los políticos de la Casta. Es ciertamente de agradecer que un representante no se aferre a un cargo y que no tarde en dimitir cuando la gente que lo ha elegido se lo exija, pero una dimisión no tiene el mismo significado cuando responde no a una demanda de la ciudadanía, sino a una campaña despiadada de propaganda de una derecha que no acepta haber perdido el bastión madrileño y el barcelonés. Más absurda es aún esa dimisión cuando contra el concejal ayer dimitido no había ninguna acusación mínimamente sólida que no fuera más allá de algunos chistes de mal gusto contados o citados entre comillas en el marco de una discusión en Twitter sobre los límites del humor.


2.

Como demostraron sobradamente Franco, Mola y Yagüe, las clases dominantes españolas tienen mal perder y tienen asumido que el poder político les corresponde en propiedad. Cuando un gobierno elegido no les conviene hacen lo posible y hasta lo imposible por quitárselo de encima. En un caso extremo, allá por 1936, liquidaron además del gobierno a una parte significativa de sus apoyos sociales, asesinándola y enterrándola en cunetas o mandándola a la prisión o al exilio. Hoy, esta derecha se vale de otros medios. Utiliza los distintos aparatos de Estado, policial, judicial y administrativo así como los numerosos medios de comunicación a su servicio, para buscar en la vida de los ciudadanos que la incomodan elementos que permitan denigrar a un adversario político percibido como enemigo. En las redes sociales, este poder poco escrupuloso con la legalidad ha encontrado una mina y extrae de ella todo lo que quiere. Es muy fácil, en efecto, que en una red social como Twitter o Facebook haya fragmentos de conversación poco adecuados o incluso impresentables. El espacio de las redes sociales es un espacio que contraviene las grandes oposiciones jurídicas entre lo público, lo privado y lo íntimo. En las redes estos espacios que el derecho reconoce como cualitativamente distintos se confunden y el comentario estúpido, el chiste malo que todos hemos contado a un amigo durante una conversación pasa a ser de dominio público si no se toman algunas precauciones que nadie toma.

3.

Era costumbre de los gobiernos totalitarios tender trampas a los ciudadanos. Una que se utilizaba en la antigua República Democrática Alemana consistía en tolerar que los habitantes de las grandes ciudades practicasen un pequeño tráfico de divisas con los visitantes occidentales. Este tráfico se observaba discretamente y se documentaba a veces con fotos, pero no pasaba nada, hasta que un día algún ciudadano realizaba algún acto de carácter político poco grato pata el régimen: ese día, la policía y la justicia caían sobre él acusándole no de un delito político, sino de tráfico de divisas. Algo semejante está ocurriendo en España desde la constitución de los ayuntamientos de Madrid y Barcelona. Desde anteayer, operaciones que debían estar en marcha desde hace tiempo han dado sus frutos. Rebuscando en las redes sociales, los "periodistas" de la derecha encontraron los tuits de Zapata y de otros concejales así como diversos mensajes de éste y de otros concejales de Ahora Madrid en otras redes sociales. Se trataba de mensajes políticamente incorrectos emitidos en el marco de conversaciones relajadas, como las que se tienen con un amigo en un bar o paseando. El resultado de esta indecente campaña político-mediática ha sido la intimidación general de los usuarios de las redes sociales. Se trata para el poder de cancelar, sin necesidad de recurrir a ninguna medida de excepción la libertad que existía en ese remedo virtual de espacio público que son las redes. Ese temor a expresarse con libertad es el primer golpe duro del 15M al revés que estamos viviendo.

4.

El segundo golpe de esta operación de rearme de la derecha ha sido de índole moral. Si el 15M había logrado desautorizar a una clase política y a un régimen entero asimilándolo con la corrupción y el secuestro de la democracia por intereses privados, el 14M, con la dimisión forzada de Zapata ha supuesto un viraje completo, de 180 grados. La derecha ha sido autorizada con esta dimisión  a juzgar a los cargos electos votados por los ciudadanos en candidaturas municipalistas plurales y abiertas. A partir de ahora cualquier ciudadano no afecto al régimen puede verse expuesto al juicio de las derechas, por cualquier tontería, un tuit, un comentario, un mal gesto, registrados en Twitter o Facebook. Además, el moralismo "progre", pronto a culpabilizar a quien como todo ser humano normal no es impecable, ha hecho el juego de la derecha más hipócrita e indecente pretendiendo que "nosotros no somos como ellos". A falta de verdaderos contraataques que desautoricen a estos severos jueces, cómplices de La Gürtel o de la Púnica o apologetas del totalitarismo franquista, las derechas (incluida la izquierda de la derecha que es el PSOE) habrán ganado una importante batalla simbólica, porque la "nueva política" ha renunciado al combate.

5.

El problema es que nosotros sí que somos como ellos, que uno de los principios de toda ética democrática es reconocer que no existen diferencias absolutas entre los hombres, que siempre a ciertos niveles, todos los hombres nos reconocemos como iguales, como semejantes. Como decía Maquiavelo, "no hay más que vulgo". Esto solo quiere decir que todos los hombres estamos sometidos a las pasiones, que todo ser humano tiene dentro de sí, como dice mi amigo Carlos Fernández Liria recordando muy pertinentemente los escritos de Freud sobre el chiste, un infierno y una cloaca, parcialmente disimulados por el lenguaje, el saber, la civilización... La derecha siempre ha visto la cloaca y el infierno en el otro, siempre para ella fue la multitud objeto de temor y de desprecio. ¡Cómo van a gobernar estos si solo se mueven por pasiones! ¡Cómo van a gobernar estos ignorantes! proclaman sus propagandistas. Ellos se presentan como los dignos de gobernar, como los racionales, como los que controlan sus pasiones, mientras que el pueblo es una terrible hidra de mil cabezas que hay que contener y alejar del poder. Fascina ver cómo la indignación moral de los progres, que censuran con afectado horror las imperfecciones y pasiones de Zapata o de otras personas normales que han llegado a puestos institucionales antes reservados a las derechas, hace el juego de los propagandistas antidemocráticos. Estos no sólo no contradicen la moralina y la censura de los progres contra los "pecadores", sino que podrían retomar las propias palabras de los moralistas de izquierda:"nosotros no somos como ellos".

6.

En la historia de Zapata y en todas las que vendrán no se dirime ninguna cuestión moral. La derecha no reprocha a Zapata y sus compañeros unos tuits con chistes negros, ni unas declaraciones provocadoras, lo que detrás de la más hipócrita de las censuras morales les reprocha es que los hayan expulsado de unas instituciones que consideran suyas. Las instituciones son para gente como ellos y no para quienes se jactan de "no ser como ellos". Ellos no necesitan justificarse incluso cuando cuentan chistes de tiros en la nuca y de cunetas en las redes sociales o en las tribunas de las instituciones, ellos no son tan delicados y no censuran a los suyos: dicen barbaridades y las hacen y además se arrogan el derecho a juzgar quién es moralmente digno de participar en las instituciones y quién no. Ellos tienen el poder social y político: asentaron su hegemonía inicialmente sobre el terror y luego sobre el desarrollo económico. Con el acoso a los municipios democráticos recién elegidos, lo que intentan es revertir los efectos hegemónicos del 15M, volver al poder tras un episodio de "izquierda" lo más breve posible, tener ellos mismos su 15M.

PS. Hoy, parece que las cosas han cambiado un poco y que desde la dirección de Podemos y desde Ahora Madrid se está manifestando solidaridad con Rita Maestre. Ante lo que es a todas luces un golpe blando contra las instituciones democráticas, solo un fuerte contraataque por parte de los sectores sociales que apoyan el cambio -tal vez incluso un nuevo 15M- podrá frenar la ofensiva y salvar a los nuevos gobiernos municipales de cambio.

1 comentario:

Carlos CM dijo...

Hablemos en metáfora: lo ocurrido con Guillermo -o con Juan Carlos Monedero en otro orden de cosas- es como si alguien que cruza la calle, supongamos que indebidamente, o sea, no por el semáforo o el paso de cebra, recibe las críticas feroces de los Hannibal Lecter de la sociedad, y encima la población "inocua" se alía con estos "inicuos", diciendo, en el mejor de los casos: "Ves, si son todos iguales": los asesinos en serie y los que cruzan la calle por donde no deben.

Así no cruzamos ni una calle ni el Rubicón, ni nada.

Con estupor y con toda cordialidad.